Si has echado un ojo a nuestros proyectos de carpintería de aluminio te habrás dado cuenta de que existen diferentes tipos de vidrio en función del proceso de fabricación. Dos de los más utilizados son el vidrio laminado y el templado. Vamos a ver qué diferencias les separan. 

La diferencia básica radica, como hemos dicho, en la forma de fabricación. Por un lado, para una puerta o ventana de cristal templado se recurre al proceso del vidrio base monolítico. Este se manufactura según unas medidas concretas y se somete a un tratamiento térmico específico: el templado. El vidrio se calienta a unos 650 grados centígrados hasta quedar plastificado. Después se enfría de golpe con aire para conferirle mayor resistencia estructural. 

En cambio, el vidrio laminado se compone de dos o más hojas de vidrio monolítico unidas por una o varias láminas de PVB (Butiral de Polivinilo). Aunque se suele usar el PVB, la lámina intermedia también puede ser de otros materiales (resina, EVA o policarbonatos). Alternativas a tener en cuenta al instalar puertas correderas de cristal o mamparas protectoras.

Ambos tipos de vidrio son de seguridad pero su mecanismo no es el mismo al evitar accidentes. En el caso del vidrio templado, se fragmenta en pequeños trozos redondeados para minimizar las posibilidades de que sean cortantes y peligrosos. En cambio, si el laminado se rompe, los pedazos se mantendrán adheridos a la lámina intermedia fabricada con PVB. En consecuencia, no se caerán.

Dos opciones diferentes en carpintería de aluminio

Propiedades del vidrio templado

  • Es entre 4 y 5 veces más resistente que el convencional.
  • Mayor resistencia térmica.
  • Se fragmenta en trozos pequeños para reducir el riesgo de cortes.

Propiedades del vidrio laminado 

  • Gran resistencia a la penetración.
  • Altamente seguro, al romperse queda pegado a la hoja intermedia.
  • Alta resistencia a los golpes gracias a la elasticidad del pegamento PVB.
  • Destaca la transparencia y durabilidad del vidrio. 

Usos del vidrio templado y laminado 

Por sus diferencias, las que acabamos de ver, al elegir entre uno u otro vidrio habrá que pensar bien en para qué se necesita. Por ejemplo, el vidrio templado está especialmente indicado para:

  • Puertas correderas y abatibles
  • Barandillas interiores y exteriores
  • Mamparas de ducha
  • División de ambientes y vitrinas

En el caso del vidrio laminado se recomienda para:

  • Barandillas interiores y exteriores sin soportes metálicos.
  • Escalones y superficies pisables.
  • Fachadas acristaladas 

En el caso de las ventanas de doble acristalamiento puede usarse tanto el templado como el laminado siempre y cuando sea un vidrio de seguridad. De todos modos, ambos tipos de vidrio se pueden combinar. Es decir, podemos usar un cristal laminado elaborado con varias hojas de vidrio templado.

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